En este otoño-invierno tan tibio y seco, no puede uno por menos que acordarse de tiempos mejores. Así, estos días nos encontrábamos rememorando una fría mañana de noviembre de 2007 en que dimos un paseo por el camino que va de Piqueras a Santa Cruz de Yanguas, en Soria. Las jornadas anteriores habíamos tenido una masa de aire frío descargando nieve en las montañas, seguida de un viento norte gélido que había dejado la nieve congelada y adherida a todas las superficies contra las que la hacía chocar. Después sobrevino un anticiclón que nos animó a pasear por las cumbres.
La mañana comenzó con una espesa niebla, de tintes tétricos.
A medida que iba levantando, nos dejaba observar las figuras fantasmagóricas de los pinos,
Esqueletos de blanco inmaculado congelados en grotescas posturas:
El sol se impone finalmente, el panorama es blanco y azul:
Ésta es sin duda mi favorita:
El Moncayo se deja ver entre las copas cuando miramos al este:
Por detrás de los pinos, el hayedo muestra que también ha recogido nieve helada:
A ver si pronto pueden volver a congelar nieve nuestras montañas, porque de ello depende el correcto funcionamiento de los ciclos vitales de la natura...
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