lunes, 7 de enero de 2013

DESPOBLADO DE VILLARIJO

Cada uno de los despoblados de las Tierras Altas de Soria tiene un carácter único y peculiar, como lo tienen en general todos los pueblos, pero si hay que destacar a uno por singular, el primero que me viene a la mente es Villarijo. Para empezar es, junto con Cigudosa, el pueblo más bajo de la geografía soriana, de hecho, son los dos únicos a menos de 800 m sobre el nivel del mar. 

Se encuentra en el fondo del valle del Linares, cerca de la raya con La Rioja, tan encajonado entre montes de marcado desnivel, que la naturaleza le ha provisto de una suerte de microclima termófilo, el cual permitió a sus habitantes, en tiempos, cultivar un amplio rango de frutales y hortalizas impropios de las frías tierras sorianas. Al igual que la cercana Vea, Villarijo contaba, entre muchas otras especies, con plantaciones de olivos, pero además, poseía un tesoro especial, un trujal, un molino donde se extraía aceite de oliva, una rareza única en la provincia de Soria.


La primera vez que acometí la visita a Villarijo, en 2009, fue por razones de trabajo. Estábamos lozalizando serbales o jerbos (Sorbus domestica) de los que obtener material vegetal de reproducción con el fin de recuperar el cultivo de esta especie autóctona, tan útil en el pasado y tan descuidada hoy en día. Era una luminosa mañana de otoño, si bien al pasar el puerto de Oncala, encontramos una densa niebla baja en el valle del Río Mayor/Linares entre las poblaciones de Oncala y Navabellida.


 
Nuestra ruta de aquel día partió de Taniñe por las pistas forestales en busca de Buimanco,


Valdemoro de San Pedro,


y Armejún, en cuyas huertas aún son visibles decrépitos representantes de variados frutales.


Desde Armejún, la pista inicia un abrupto descenso en busca del hondo valle del Linares,


Durante una de las paradas para medir y catalogar ejemplares dispersos de serbal, sorprendemos a una simpática amiguita entre los pinos.


Antes de que tuviéramos apenas tiempo de admirar sus orejotas, oímos un crujido brusco a nuestro lado, y al girarnos, tuve tiempo de captar la imagen de la corza madre, que saltaba ágil iniciando la huida.


Salimos de nuevo a la pista justo a tiempo de verlas a las dos juntas en la otra margen, sobre el talud, detenidas con curiosidad por unos instantes antes de reemprender su carrera.


Aquí una imagen de uno de los ejemplares de serbal catalogados en aquella jornada, en parte teñido ya con sus tonos otoñales. Este árbol fue otrora proveedor de frutos (llamados en nuestras comarcas jerbas, sierbas, pomas, perillas...) astringentes y ligeramente agrios, fermentados para fabricar vinos y sidras, o sobremadurados en pajares y desvanes para consumirse más dulces. Además, su madera es considerada una de las de mayor calidad y belleza de entre las empleadas como maderas nobles. Como si esto fuera poco, es también una especie de gran valor ornamental, con hojas de bonita forma y diferentes tonalidades a lo largo del año, flores blancas muy llamativas, frutos vistosos... El serbal es un árbol muy nuestro, excelentemente adaptado a nuestros climas y suelos, que antaño proveía la economía rural, y hoy se encuentra, como tantas otras especies y variedades autóctonas, en situación marginal.



En el descenso observamos signos de cambio de ambiente, sirvan como muestra estas estepas merinas (Cistus albidus), plantas de carácter mediterráneo. Parece mentira que pueblos tan próximos como Buimanco y Villarijo presenten diferencias tan marcadas, el uno de ambiente eurosiberiano puro, el otro visiblemente mediterráneo.

Nos sorprende un alto paredón cerrando el valle en la orilla contraria del Linares. El desnivel entre la línea del río y la del monte en ese punto se aproxima a los 550 metros.


Llegamos a una zona de terrazas, donde los árboles, tanto los semidomesticados como los silvestres, se han apoderado del terreno, y allí, vislumbramos por fin el perfil de Villarijo, perfectamente integrado en el medio.


En las antiguas terrazas se observan más especies típicas de clima mediterráneo, como el arce de Montepellier (Acer monspessulanum), 

 

y muestras patentes de la antigua diversidad hortofrutícola de este paraje, como el olivo,


el nogal ó noguera, del que mostramos la curiosa imagen de una nuez vaciada por algún animal fuerte y hábil...


También abundan las higueras


y los morales ó moreras (Morus nigra), árboles muy ligados a la cultura rural.


Justo antes de alcanzar la primera casa del pueblo, volvemos la vista hacia la ribera del Linares, que hace aquí una curva, se ensancha, y permite el asentamiento de una pequeña vega donde crece una fronda, que en el otoño nos ofrece estas preciosas estampas multicolor,



 Una calle abierta nos introduce en el seno de la localidad,


En el interior, calles limpias de zarzas y matorral, y algunas casas que denotan mantenimiento ocasional, nos dan muestra de que hay quienes se preocupan aún hoy por este pueblo, aunque no lo puedan habitar permanentemente.






Me gustó especialmente esta calle descendente en curva, con un moral colgante en la parte izquierda, y la impresionante vista de la escarpada ladera contraria por encima de los tejados.


Abundan los frutales por las calles, y prácticamente cada casa luce una parra, como la que enmarca esta puerta que tantos años lleva sin girar sobre sus goznes...


La iglesia, aún en pie, tiene un estilo arquitectónico similar al de las de los despoblados vecinos.


En la parte trasera de la nave de la iglesia, hay un edificio singular, una torre cuadrada de piedra que, junto con el campanario, define el perfil de este pueblo cuando se le mira desde la distancia, pero de la cual no sabemos el fin. Si alguien lo conoce, nos encantaría que nos ilustrara, pues sin duda tendrá una historia muy curiosa detrás.


Otra curiosidad fue esta especie de improvisado mayo, pingado seguramente por los amigos de este pueblo durante el verano, que se alza solitario.


Precisamente estos amigos han hecho otros arreglos en zonas comunes del pueblo, que se aprecian en esta arcada, 


y este curioso jardín, con fuente y viejo melocotonero incluidos.

 
El espíritu de los benefactores de Villarijo, se resume en esta nota que pende como aviso a navegantes y petición de colaboración:


Por encima de los tejados, siempre el alto muro montano que protege al valle y lo dota de su clima singular, que supieron explotar, de forma sostenible (antaño no existía otra), los habitantes de este enclave durante siglos, hasta sucumbir, apenas hace unas décadas, al castigo de un desarrollo desigual, irracional, implacable, e injusto.


De entre los arroyos que nacen en estas laderas olvidadas, hay uno del que cuentan que manaba aguas termales, como las de la no lejana población de Arnedillo, y que las mujeres de Villarijo usaban para lavar la ropa. A esas aguas se les atribuyó en tiempos propiedades medicinales, hasta el punto de que he leido por ahí que llegó a funcionar un balneario en esta localidad.

El pueblo es accesible también siguiendo el fondo del valle desde San Pedro, por Vea y Peñazcurna, o empezando desde Valdeperillo, aguas abajo. 

Nuestros mejores deseos para los que están intentando cuidar aún de esta localidad, que, como tantas otras, nos encantaría que pudiera ser poblada de nuevo.

12 comentarios:

  1. Muy didactica la explicacion del recorrido;yo he ido varias veces a Villarijo,fue el primer pueblo donde estuvo mi padre de medico alla por finales de los 50;la torre que dices yo creo ,sin asegurarlo que era la torre del reloj.Lo que no veo son fotos del trujal,no se si no las habeis colgado o no lo encontrasteis ,a mi me costo 3 o 4 veces.Un saludo

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  2. ... cuando yo conocí Villarijo aun quedaban cristales en sus ventanas, campanas en su iglesia, prensa en su trujal....

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  3. Gracias por vuestros comentarios, amigos, nos alegra muchísimo que os haya gustado, y que se difunda este olvidado tesoro, natural y humano.
    Blas, me parece muy interesante que tu padre ejerciera de médico rural en este pueblo, seguro que te habrá transmitido mil anécdotas curiosas, pues el mero hecho de desplazarse hasta allí ya es en sí mismo una aventura. El uso como reloj de la torre es una posibilidad que juzgo muy verosímil, seguramente sea la buena. Respecto del trujal, he de confesar que no lo encontré, y que aún no lo he visto, si no, ten por seguro que lo habría documentado aquí. Me reconforta saber que a ti te costó hallarlo, así no me siento tan torpe. He oido que está relativamente bien conservado, lo buscaré bien la próxima vez.
    Al amigo anónimo, mi gartitud por leerme con interés. Me uno a la melancolía de tu comentario, algo se mueve por dentro de los que visitamos estos pueblos fantasma, cuando pensamos en la vida y esperanzas que se han perdido con ellos...

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  4. La verdad es que da mucha pena visitar estos pueblos y ver lo que él tiempo y la implacable mano del ser humano ha hecho de ellos. Yo tengo una casita en un pueblo cercano que estuvo muchos años abandonado, durante los cuales sufrió 2 grandes expolios... Lo dicho una pena que seamos tan salvajes! Muy bueno el artículo, cuando quieras estas intentado a pasar por La Cuesta!

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  5. El trujal se encuentra en el camino que une Villarijo con Valdeperillo aguas abajo, siguiendo una senda que va paralela al rio Linares. A unos 500 mts de Villarijo se llega a un barranco (llamado de la Yasa), que hay que cruzar para proseguir la senda hacia Vaqdeperillo. Sin cruzarlo, nos desviamos hacia la izquierda y remontamos el barranco por su margen derecha y a los 200 mts. aparece el caseròn que tenía el trujal. Merece la pena visitarlo,ya que conserva el gran madero de la prensa, varias rudedas redondas de piedra, los depósitos,y hasta alguna estera de esparto. En el barranco hay 2 fuentes meedicinales, una sulfurosa y otra ferruminosa,se ve correr el agua color oxido de hierro. La excursión fué un viaje a nuestro pasado reciente ¿mejor que el tiempo actual?...
    Javier Navascués,un Cirbonero (de Cintruenigo)curiosa, de aguas abajo del Linares

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    1. Muchísimas gracias, Javier, por tu aportación, que completa y enriquece el reportaje.
      Respecto a las fuentes sulfurosa y ferruginosa, añadir que, aunque no mencioné gran cosa en su día en el reportaje por no estar muy puesto en el tema, la geología de la zona es también impactante, incluyendo fuentes termales y curiosidades de diversa índole. Por ejemplo, es muy común encontrarse prismas de pirita de hierro en el camino de Vea.
      Un saludo y gracias de nuevo.

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    2. Hola sorbus, ante todo darte la enhorabuena por el magnifico reportaje que has realizado.Por otra parte la torre en efecto es la torre del reloj,este reloj fue donado al pueblo de Villarijo por su hijo mas ilustre, D.Ezequiel Solana, famoso pedagogo ademas de otras cosas a principios del siglo xx.Era el abuelo del politico Javier Solana ahora metido en temas de la otan.Cuando el pueblo quedo despoblado desaparecio el reloj junto con otras tantas cosas....
      Villarijo quedo vacio en 1972 y hasta el año 80 aproximadamente se conservo tal cual lo dejaron sus habitantes,en ese año mas o menos lo geos realizaron unas maniobras con fuego real y destrozaron todo,abrieron las puertas de las casas,en algunas tiraron granadas y las derrumbaron,todavia se pueden ver las marcas de las balas de las ametralladoras en algunos sitios(incluida la pila bautismal)...,este fue el principio del fin del pueblo.Despues de esto algunos antiguos habitantes volvieron al pueblo y empezaron a reconstruir sus casas con mucho esfuerzo(ahora mismo hay 8 o 10 casas "habitadas").
      Villarijo en los años 40 tenia mas de 300 habitantes,era un pueblo con una tierra muy fertil con mucho regadio,gracias a la gran acequia que venia desde el pueblo de Peñazcurna por la ladera hasta Villarijo,de esta acequia se conservan muchos tramos y tambien dos acueductos que cruzan sendos barrancos.
      En Villarijo tambien habia ganado sobre todo ovejas y cabras,tambien se conservan dos majadas con el techo de boveda de piedra seca y el tejado de hierba dignas de ver, un gran ejemplo de la maestria de sus habitantes.Por lo que tengo oido estas majadas las construyo Emiliano Bayo, un gran hombre de Villarijo,sirvan estas lineas de homenaje hacia su persona.
      Respecto al trujal,su estado actual es de ruina total,hace 5 o 6 años se derrumbo el tejado y ya casi no se puede entrar a ver su maquinaria,su gran viga de alamo se esta deteriorando rapidamente,una verdadera pena y un claro ejemplo de dejadez por parte de las administraciones sorianas al ser el unico de toda la provincia.
      Las aguas sulfurosas de villarijo tuvieron gran importancia por sus beneficios para la piel,acudian al manantial mucha gente de la comarca y tambien de fuera de ella.Este manantial se encuentra cerca del trujal a 200 metros barranco arriba.
      El valle del Linares es un paraiso natural inconparable,como tu bien dices repleto de plantas de clima mediterraneo como la coscoja,el romero,algunos tipos de euforbias etc..,en el camino que sube a Peñazcurna se pueden observar unos magnificos ejemplares de encina y olivos centenarios,serbales hay muchisimos atravesando el pueblo y bajando hacia Valdeperillo,tambien ciruelos y manzanos silvestres.
      Cerca del pueblo en el rio quedan algunos cerezos garrafales,Villarijo tambien fue famoso por estas cerezas.
      Un saludo de un soriano enamorado de Villarijo y sus tierras.

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  6. Muchas gracias por tu aportación, Luis. Sin duda, completa al reportaje y deja muy pequeñas mis humildes reseñas sobre la historia y circunstancias del enclave. Villarijo es un pueblo que engancha, y más aún cuando se van averiguando sus interesantísimos y malogrados avatares pasados...

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  7. Hola SORBUS: El nombre de Villarijo tiene su origen y procedencia en la época de la reconquista de estas tierras, cuyos soldados tenían procedencia vasca y entre ellos destacaba el apellido Garijo del que procede el nombre de dicha localidad, que en su origen fue Villa de Garijo y con el tiempo se abrevió en Vilarijo. Moradores de la localidad se extenderían por tierras sorianas y riojanas. Así se constata en trabajos lingüísticos realizados.

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  8. Muy buen apunte, Ángel. De hecho, el apellido Garijo es muy abundante en la provincia de Soria

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  9. Respuestas
    1. Más bien gracias a ti por enriquecer este mini-artículo, Ángel.

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