miércoles, 7 de mayo de 2014

LA DIVERSIDAD DEL ALTO OCA

Villafranca Montes de Oca (Burgos), abril de 2013.

Los Montes de Oca, pequeña estribación septentrional de la burgalesa Sierra de la Demanda, representan un foco de biodiversidad sorprendente y muy recomendable.

A pesar de su baja altitud (< 1200 m), sus ondulaciones encierran bosques representativos de la variabilidad que uno puede encontrar en las cercanas montañas del Sistema Ibérico Norte, como los hayedos, anexos a masas de repoblación de coníferas, y formaciones ralas de enebral, robledal y encinar. Su base caliza, moldeada por la acción del agua, permite disfrutar de hondos desfiladeros provenientes de las faldas del San Millán y el Trigaza, paredes rocosas y laderas empinadas. 

Pretendemos mostraros en esta ocasión las tierras de la antigua ciudad autrigona de Auca (actual Villafranca Montes de Oca), que da su nombre también al río Oca, afluente del Ebro, que recorre los angostos pasillos de los desfiladeros calizos al sur antes de salir al encuentro de la conocida población jacobea.

Empezamos la ruta en la propia localidad de Villafranca, de la que partimos hacia el sur por frondosos robledales, en busca de un hayedo en fase madura, cuyas hojas tapizan el suelo guardando humedad.

Ascendemos por la senda umbría, y al llegar al alto, el hayedo se interrumpe bruscamente para dar paso a un pastizal alto con enebros y robles dispersos. A nuestra espalda, sobre las ramillas rojizas de las hayas que acabamos de superar, se divisa Villafranca.

El pasto del alto calizo es asiduamente visitado por los jabalíes, como demuestran las abundantes hozaduras y excrementos que nos rodean.

Caminamos por las pequeñas mesetillas que separan los distintos desfiladeros que traen agua hasta el embalse de Alba. Por todas partes, las hendiduras en la caliza dibujan un paisaje roto y variado, con enebro en los altos, haya resguardada en las paredes que miran al norte, robles dispersos, y por encima de todo ello, las repoblaciones de coníferas.

Atravesamos los desfiladeros bajando y subiendo abruptamente, como en una montaña rusa. Al fondo, se observa de vez en cuando el desagüe en el embalse.


 
Llegamos al fondo del barranco por donde 
discurre, serpenteante, el río Oca, en su camino 
desde Alarcia en la Demanda hacia los llanos 
de la Bureba. En un árbol de la orilla,
podemos apreciar marcas de afiladeros
de uñas (derecha), dejadas probablemente 
por el gato montés, aunque podría tratarse 
también de la garduña.







En una roca junto al lecho del río, encontramos excrementos de nutria, mustélido pescador señal de revitalización de nuestros ríos.

Trepando por la ladera opuesta, nos topamos, bajo la protección de las aliagas (Genista scorpius), una letrina semienterrada de tejón.

La senda atraviesa un nuevo alto despejado, salva otro valle fluvial, y nos sumerge de pronto en una nueva umbría, situada en una pendiente marcada, cubierta de hayas antiguas, que persisten desde la última glaciación como mancha relíctica mirando al norte, en una pequeña superficie, a tan sólo 900 m de altitud, cosa poco común a esta latitud, donde suelen circunscribirse a las montañas.

 

Ejemplares trasmochos como éste,
así como ciertos abultamientos 
artificiales del terreno, nos indican 
que en este bosque se practicaba 
el carboneo, una industria rural 
próspera en otros tiempos, 
actualmente en desuso, 
si bien hoy pueden observarse 
demostraciones prácticas de su 
proceder en algunas localizaciones 
del Sistema Ibérico.







Resalta entre las hayas un árbol de profundo significado espiritual en las culturas célticas, que a esta altitud y latitud resulta sorprendente, un tejo. El tejo, relativamente común en los bosques atlánticos, pero escaso y reducido a las zonas altas de las montañas en la zona interior norte de España, es cada vez más difícil de encontrar, debido a talas incontroladas y a sus dificultades de regeneración natural. Su presencia aquí es una rareza digna de alegría. Ojalá sea capaz de sacar adelante regenerados en esta curiosa mancha umbría.


Salimos del hayedo, cruzamos un nuevo riachuelo, y nos encontramos descendiendo hasta la orilla del embalse de Alba, justo junto a los escasos restos visibles del antiguo pueblo de Alba, ahora dispersos entre los chopos, como esta fuente:

En este punto se extiende un bonito prado de suelo húmedo, donde campan diversas especies de anfibios, como por ejemplo el tritón jaspeado:
O la rana común:

Observamos también los restos de un pequeño banquete. Ciertos mustélidos (nutria, turón, visón) son asiduos depredadores de batracios, de los que suelen dejar intactas pieles y cabezas, pues es en estos órganos donde residen las sustancias tóxicas de algunas de estas especies de anfibios. En este caso, dado que los restos se hallaron en posición aleatoria, a cierta distancia del agua, casi en el bosque, y que se localizó un excremento negruzco, revirado, semilíquido y maloliente, descartaríamos a la nutria, y optaríamos por pensar que el agente responsable fue un turón (probable), o un visón.

Tomamos un camino que bordea el pantano y termina ascendiendo hasta la zona de la presa. Al volver la vista atrás, obtenemos una vista preciosa del embalse y sus empinadas orillas calizas, con la cara norte de la Demanda burgalesa de fondo, cubierta de nieve aún en abril de 2013.



En los claros herbosos, aparecen los montones de tierra característicos de los topos, y, un poco después, encontramos muerto un ejemplar. Probablemente fuera muerto por un zorro, pues es sabido que éstos matan musarañas y topos pero al probarlos los desestiman y los dejan enteros.













Ascendemos hasta el comienzo de los bosques repoblados de coníferas, con predominio de pino albar (Pinus sylvestris), pero pequeñas mezclas con abeto rojo (Picea abies). En la base de un pino, encontramos nueva señal de jabalí, descortezado provocado por el frotamiento del cuerpo, con restos de barro de las bañas.

Impresas en el barro del camino, aparecen también las huellas de los ciervos.

Por último, el recorrido por el bosque nos devuelve a Villafranca, hermosa localidad y parada del Camino de Santiago, cuyos montes, aunque poco elevados, ofrecen tanta biodiversidad.


martes, 6 de mayo de 2014

Sorbus en la SER_37º programa_Promocionando la TRUFA y el BOSQUE de Soria (2)

Soria, 19 de febrero de 2014. Intervención de Sorbus en el programa "Hoy por hoy Soria", de la cadena SER Soria, conducido por el locutor Chema Díez.


Hacemos balance y resumen de la visita de público norteamericano a la provincia de Soria en busca del conocimiento de los ecosistemas donde la trufa negra se da de forma natural, y de su gastronomía asociada. Todo un lujo.

Sorbus en la SER_36º programa_Promocionando la TRUFA y el BOSQUE (1)

Soria, 12 de febrero de 2014. Intervención de Sorbus en el programa "Hoy por hoy Soria", de la cadena SER Soria, conducido por el locutor Chema Díez.



En esta ocasión, nos pillaron en plena semana de recorrido por lo mejor de las truferas naturales sorianas y su gastronomía con visitantes procedentes de Norteamérica. Uno de los recursos más valiosos de las altas y frías tierras sorianas, el diamante negro de la naturaleza.

jueves, 27 de febrero de 2014

SORBUS en la SER_35º programa_AGROSELVICULTURA

Soria, 5 de febrero de 2014. Intervención de Sorbus en el programa "Hoy por hoy Soria", de la cadena SER Soria, conducido por el locutor Chema Díez.



Dedicamos a la sección de esta semana a una de las alternativas que promovemos con más empeño desde SORBUS Medio Ambiente, la Agroselvicultura. Una estrategia de cultivo que se basa en la combinación de cultivos arbóreos de ciclo largo y cultivos herbáceos o arbustivos de ciclo corto en una misma parcela. El objetivo es proveer las condiciones más adecuadas para que ambos tipos de plantas convivan causándose el menor perjuicio posible, y conseguir, de esta forma, múltiples producciones estacionales en un mismo terreno, que además pasa a convertirse, por la introducción de árboles y la cubierta vegetal constante en el suelo, en foco de biodiversidad y sostenibilidad. Damos todos los detalles en el corte radiofónico enlazado arriba. 

En la actualidad estamos trabajando en algunos proyectos enfocados a conseguir este múltiple uso en pequeñas superficies de anterior uso agrícola, las posibilidades son inmensas.

SORBUS en la SER_33º programa_PINO NEGRO

Soria, 11 de diciembre de 2013. Intervención de Sorbus en el programa "Hoy por hoy Soria", de la cadena SER Soria, conducido por el locutor Chema Díez.



Esta vez decidimos dedicar nuestra sección de radio a un árbol muy peculiar, pues sólo se le puede localizar, de forma natural, en las partes altas de las montañas, allí donde la vida resulta complicada para la mayoría de las especies. Estamos hablando del pino negro, un superviviente sorprendente, que forma bosques allí donde el resto de los árboles no llega. Podemos encontrar reductos originales de la especie en los Pirineos, en Gúdar (Teruel) y en Soria-La Rioja (Castillo de Vinuesa). Este último reducto presenta ejemplares sorprendentes por su desarrollo y capacidad, y lo tenemos en la sierra soriana, como reliquia natural, un tesoro que debiera ser orgullo de todos los sorianos, y un patrimonio a conservar y promover.

SORBUS en la SER_34º programa_Evaluando parcelas para plantaciones agroforestales en Salamanca

Soria, 18 de diciembre de 2013. Intervención de Sorbus en el programa "Hoy por hoy Soria", de la cadena SER Soria, conducido por el locutor Chema Díez.


De nuevo nos toca intervenir vía telefónica, y es que la hora de nuestra sección nos pilló en el campo, en las ricas estribaciones salmantinas de la Sierra de Béjar, cerca de los secaderos de jamones ibéricos de Guijuelo. Tierra de dehesas centenarias pobladas por cerdos ibéricos, animales a los que tanto debemos.

Allí nos encontrábamos evaluando la aptitud de unas parcelas para su puesta en uso con los árboles que mejor se adapten al lugar, para diversos objetivos, y sobre el tema tratamos en el corte que aquí podeis escuchar.

martes, 25 de febrero de 2014

MARZUELO. Hygrophorus marzuolus


Nombre científico: Hygrophorus marzuolus
Nombre común: Marzuelo, setas de las ardillas.
Comestibilidad: Buen comestible


El marzuelo, tal y como su nombre indica, empieza a aparecer en el mes de marzo, y puede seguir fructificando hasta mayo. Se le considera la primera seta del año, lo que provoca que muchos aficionados a la micología, tras la escasez micólogica invernal, salgan al monte a buscarla con ahínco.

A nosotros nos encanta ir en su búsqueda, tanto por su alta calidad gastronómica como por el reto que supone conseguir algún ejemplar. Si a esto sumamos las ganas que tenemos en el mes de marzo de volver al monte, tenemos el pretexto perfecto para rescatar del fondo del armario la cesta y la navaja.




Encontrar marzuelos suele ser tarea difícil, especialmente si nadie te ha indicado previamente un lugar donde buscar. Las características de la seta la hacen esquiva a los ojos, de modo que localizar un buen setal de marzuelos es como encontrar un tesoro. Es común que la nieve los oculte, dada la época en que salen. Por si fuera poco, además aparecen semi-enterrados entre las hojas y el musgo, y se mimetizan muy bien con el terreno gracias al color oscuro de su sombrero. Todo esto se soluciona entrenando la vista, ya sabeis, al inicio de la jornada no somos capaces de verlas aunque estén a un paso, pero al final, cuando el ojo se ha hecho a la tarea, las detectamos a varios metros .

  Por suerte, la confusión con otras especies, en este caso, es muy difícil, por su peculiar época de fructificación. Morfológicamente tiene ciertas similitudes con otros Hygrophorus, como H. camarophyllus, pero claro, esta última es una especie otoñal.

Además, el marzuelo presenta detalles que, sumados, lo identifican fácilmente. Uno es el color gris oscuro de su cutícula, la cual es separable, fina, lisa y algo viscosa cuando el tiempo es húmedo. Otro, los bordes del sombrero, que aparecen muy enrollados en la juventud pero se van desplegando hasta llegar incluso a elevarse en la madurez. Por último, sus láminas, gruesas y separadas, de color blanquecino-grisáceo, céreas, con lamélulas, y adnadas o ligeramente decurrentes.



El pie es en general corto, robusto y carnoso, de color blanquecino con fibrillas grises recorriéndolo.



Es una seta relativamente abundante en los suelos ácidos del Norte Penínsular. Se trata de una especie micorrícica, que se da principalmente en bosques de coníferas, hayedos, y bosques mixtos de hayas, aunque también puede asociarse a especies como los robles o los alcornoques.

Se puede considerar como especie micológica orófila, que se asocia con especies vegetales eurosiberianas, en climas fríos. Por esta razón, no solemos encontrarla en el sur de la Península.



Los marzuelos se recogen casi siempre sanos, muy carnosos, y con gran tamaño, con sombreros que pueden alcanzar los diez centímetros. Es muy buen comestible, de aroma suave y muy sabroso, lo que, unido a la escasez de otras especies en su época de fructificación, hace que esta seta sea muy apreciada gastronómicamente, quizá cada vez más, pues parece que se está popularizando.

La receta que os proponemos para degustar esta seta es el RISSOTO CON MARZUELOS Y JAMÓN, una auténtica delicia. Para hacerla, primero hay que sofreir en una cazuela un poco de cebolla bien picada, los marzuelos en trozos pequeñitos y un poco de ajo. Cuando el sofrito empiece a dorarse, se añade jamón serrano (picado fino) y el arroz. Seguidamente se añade agua (que se puede sustituir por cava) y caldo, y se deja cocer todo unos veinte minutos. Para finalizar se añade un poco de perejil fresco al gusto.
¿Os parece un buen plato para esta primavera?