jueves, 2 de junio de 2016

PASEO BIOLÓGICO EN LA SIERRA DE ATAPUERCA

Ibeas de Juarros, 28 de mayo de 2016.

Amanecía el sábado con el suelo mojado, y un cielo que anunciaba chubascos a lo largo del día, pero eso no desanimó a las 25 personas que se habían apuntado a esta actividad guiada y desarrollada por SORBUS Servicios Medioambientales, a través del Museo de la Evolución Humana de Burgos y el Centro Cívico y Cultural de Ibeas de Juarros. 


El punto de partida fue el Centro de Acceso a los Yacimientos de Atapuerca, en Ibeas. De ahí partimos caminando en busca de los pies de ese pequeño pliegue que es la Sierra de Atapuerca. De base caliza, este monte, cofre que encierra secretos de los orígenes del hombre europeo moderno, supone la estribación occidental del Sistema Ibérico español.


El monte está dominado por encinas y quejigos, acompañados de aliagas, escaramujos, majuelos y endrinos, y una destacable diversidad de herbáceas asentadas sobre la riqueza que aporta al suelo el carrascal.


Los ribazos nos permiten observar en su plenitud floral las herbáceas más típicas de estos ambientes: jébenas, amapolas, acianos, magarzas, gamones, tomillo, salvia... un sinfín de colores y olores pueblan la dura costra caliza de Atapuerca, y brindan la oportunidad de contar usos, nombres vernáculos, tradiciones y leyendas relacionadas con estas especies.

 

También se nos ofrece la oportunidad de explicar e interpretar los rastros de mamíferos que habitan el entorno; corzos, jabalíes, zorros, tasugos (tejones), gatos monteses, y garduñas imprimen sus huellas en el barro, afilan sus uñas en los troncos, dejan sus pelos en las aliagas, y por supuesto sus heces en diversos puntos...










Desde el cielo nos observa el milano real, y raseando sobre los cultivos marginales de trigo y cebada, vemos al aguilucho cenizo. En uno de los pequeños cortados calizos propios de del ambiente karstico de esta serrezuela, graznan las chovas piquirrojas:












De regreso al CAYAC, el grupo ya ha hecho confianza, y volvemos charlando relajadamente, comentando la jugada. Una jornada primaveral muy agradable, de puesta en valor del entorno natural de los yacimientos de Atapuerca, que ayuda a entender de forma decisiva por qué este lugar encierra los tesoros que lo han hecho célebre.

martes, 12 de abril de 2016

PLANTANDO FUTURO en SARNAGO (Soria)

Sarnago, 10 de abril de 2016.


Sarnago es un pueblo vivo. Esta afirmación, que debería ser inherente a la palabra pueblo, ya que significa lugar poblado, no se suele cumplir en las Tierras Altas de Soria, una comarca que lamentablemente se ha convertido en paradigma del éxodo rural y el abandono del campo. Abandonado, así estuvo Sarnago, pero por suerte, en este caso, sus hijos no lo habían olvidado. Aún cuando el último habitante permanente hubo desaparecido, algunas de sus casas continuaron recibiendo la visita ocasional de sus descendientes, que cuidaron de que éstas permanecieran en pie, a diferencia de otras muchas que, olvidadas para siempre, fueron derrumbándose ante la acción progresiva de los elementos.

Esos pocos hijos de Sarnago que nunca dejaron de visitarlo decidieron, un buen día, organizarse, y así surgió la Asociación de Amigos de Sarnago, que desde hace 36 años convoca hacenderas para restaurar elementos comunes, recuperar antiguos lares, crear y dotar un pequeño museo, mantener las tradiciones locales, y cuidar de que Sarnago no sólo permanezca, sino que, en cierto modo, siga creciendo paulatinamente.


Siendo como es la comarca de Tierras Altas una de las patrias chicas de los que formamos esta nuestra humilde iniciativa, SORBUS, siempre nos hemos volcado en recorrerla, documentar sus pequeñas maravillas, proponer posibles proyectos de desarrollo local sostenible en sus tierras... En este empeño, durante una de las muchas conversaciones mantenidas con el responsable de la A.A. SARNAGO, Jose Mari Carrascosa, se nos ocurrió que los arbolillos tantas veces utilizados en los ritos ancestrales de esta zona, que tanto tiene que ver con lo celtíbero y lo romano, provienen siempre de especies que, debido al abandono del campo, a la falta de aprovechamiento de las antiguas dehesas, etc., están en situación de escasez actualmente, y que quizá sería un acto de responsabilidad y sostenibilidad por parte del pueblo el intentar asegurar la diversidad autóctona, de la que tanto dependemos todos los seres vivos, por medio de la plantación y cuidado de nuevos individuos de estas especies.

Así fue como pergeñamos la historia que ha tenido por fin su primer reflejo real este pasado domingo, con la plantación de los primeros 12 arces ó áceres de la especie local (Acer campestre), y 2 serbales ó pomeras (Sorbus domestica), con materiales vegetales propios de la región.


Siendo como somos en SORBUS especialistas en frondosas, en su autoecología, características selvícolas y comportamiento productivo, no nos fue difícil escoger y conseguir el material vegetal más adaptado al suelo y clima del emplazamiento, y después elegir sobre el terreno los lugares donde los árboles podrán desarrollarse mejor.
 

Finalmente, con la colaboración de los miembros de la asociación, para los cuales cada trabajo en pro de su pueblo es siempre un motivo de fiesta y celebración, se plantaron los arces en dos localizaciones distintas: las terrazas que forman la falda sur del casco del pueblo, y un talud aclarado en la orilla del Arroyo de las Hoces, también junto a la localidad. Los dos serbales se colocaron en sendos hoyos abiertos en la plaza, a la puerta del museo etnográfico, centro neurálgico de actividades de la asociación sarnaguesa. Lo mejor de todo fue comprobar cómo los niños descendientes de Sarnago tenían ilusión por aprender a plantar árboles, y a conservar su pueblo de origen.

 

El ARCE es el árbol cuyas ramas se emplean en el rito del Mozo del Ramo, acompañante de las Móndidas sarnaguesas. De este ramón cuelga el rosco, símbolo de abundancia primaveral. Después la rama divide a los vecinos en dos grupos enfrentados, los que pretenden introducirlo a la fuerza por la ventana en el museo, y los que intentan repelerlo. Esta tradición hunde sus raíces en tiempos muy antiguos, quizá más de 2.000 años. Antaño las frondosas dominaban los montes en la zona de Alcarama, pero actualmente las repoblaciones de pino laricio o pudio conforman el paisaje mayoritario. En sus claros y bordes aparece, tiñendo de manchas ocres la otoñada, el serbal, aquí más conocido por POMERA, arbolillo rústico y frugal, capaz de medrar con éxito en las duras condiciones de este lugar. Tanto ÁCERES como POMERAS van escaseando, pues son especies que necesitan luz, y ya no quedan por aquí personas ni mucho ganado que aclare y mantenga sanos los montes y dehesas. 

 










Sirva este pequeño esfuerzo colaborativo para sentar las bases de un futuro que mantenga la diversidad original de estos montes de un modo razonable y sostenible, para que sigan reteniendo el suelo contra la erosión, creando materia orgánica de la que viven tantos microorganismos beneficiosos, dando alimento a nuestras tan necesarias abejas, facilitando que surja el pasto del que tanto dependen los herbívoros locales, restando CO2 de la atmósfera y sumando O2 (luchando, en definitiva, contra el cambio climático), dando soporte a la vida de las aves, regulando el ciclo del agua y, cómo no, proveyéndonos madera, leña, forraje, frutos comestibles, remedios naturales y belleza paisajística.

miércoles, 23 de marzo de 2016

ARBORETO de ALDEANUEVA del MONTE (Segovia)


Aldeanueva del Monte (Segovia), 20 de marzo de 2016.




Un arboreto para celebrar el día de los Bosques. Esa es la idea que la Asociación de Vecinos de Aldeanueva del Monte, pequeña pedanía segoviana, ha promovido para recuperar unos terrenos municipales abandonados cerca del río. 
En la plantación, que se llevó a cabo durante la mañana del domingo 20 de marzo de 2016, participaron voluntarios de la asociación así como amigos venidos desde Maderuelo, Segovia, La Coruña y Madrid, además de ocho peques, que se apuntaban a todas las tareas (llevar y traer protectores, repartir los árboles, repicar, plantar, poner cartelitos, etc.) con muchísima ilusión. Es precisamente la colaboración y el interés de estos niños y niñas el rédito más importante que aporta esta pequeña inciativa, su contacto con la tierra y su comprensión de la importancia y belleza de la biodiversidad local es la mayor recompensa a que podemos aspirar, y en ello va nuestro beneficio futuro. 
El Ayuntamiento de Riaza, además de ceder los terrenos para este uso, ha colaborado abriendo todos los hoyos de plantación y desbrozando el camino de bajada al río que estaba totalmente impracticable por la vegetación. El diseño paisajístico y elección de materiales vegetales idóneos para el emplazamiento fue desinteresado pero profesional, y corrió a cargo de los ingenieros de montes Rafael Alonso y Sara Fernández, de SORBUS Servicios Medioambientales. Nuestra idea es que este arboreto sea un pequeño espacio de recreo además de un lugar donde aprender a distinguir muchas de nuestras especies autóctonas. En cada arbolito se instaló además un pequeño cartel cedido por Novadomus Habitat y diseñado por Inés Aguilar, de La Casita de Wendy, con el nombre de la especie (nombre científico y nombre común más usado en la zona) y un haiku o pequeño poema que el polifacético artista Miguel Fernández de Molina ha escrito sobre los bosques. Por último, durante la comida de celebración que tuvo lugar en las antiguas escuelas se pudieron degustar unas deliciosas quiches y bizcochos que aportó Susana, de Perfect Days Diary. 


Este año se han conseguido plantar, en una primera fase, una treintena de árboles de varias especies autóctonas distintas (pino albar, pino pudio, pino negral, pino piñonero, pino carrasco, olmo, encina, roble, quejigo, abedul, aliso, fresno, fresno de montaña, enebro, espileño, álamo y chopo), además de liberar varios arbolillos que ya estaban en la zona y que se encontraban totalmente cubiertos por las zarzas (endrino, maíllo, majuelo, sargatillo, mimbrera…). El año que viene se irá completando el diseño, incorporando nuevas especies. También se pretende instalar una pequeña pasarela de madera que permita cruzar el río y disfrutar cómodamente de un bonito recorrido lúdico y didáctico en este espacio.







Los árboles nos proporcionan agua y aire limpios, alimento, leña, madera de calidad, paisaje, biodiversidad, trabajo... Nos protegen frente a inundaciones y frente a la desertificación, evitando la erosión de ese bien tan escaso que es el suelo fértil. Como sumideros de CO2 contribuyen a frenar el cambio climático. Está demostrado que reforestar es una de las medidas más efectivas para luchar contra el cambio climático, y actualmente sólo un tercio de la superficie de nuestro país está arbolada. Está en nuestras manos aumentar esa superficie cada año un poco más, aunque conviene recordar que cada especie tiene sus exigencias concretas en suelo y clima, y que tan importante es plantar árboles como acertar en las especies que se utilizan en cada lugar, pues a veces con la mejor voluntad se colocan también árboles sin futuro. 



*Las dos últimas fotografías fueron hechas por Sonia Roig, ingeniero de montes y colaboradora de la iniciativa