lunes, 27 de agosto de 2012

PICO TRIGAZA (2.086 m)

Pineda de la Sierra (Burgos), 2 de mayo de 2008.

El Trigaza pasa por ser uno de los montes de referencia de Burgos. De hecho, sus 2.086 m lo convierten en la segunda cima de esta provincia en orden altimétrico, solo superada por su pico vecino, el ínclito San Millán. En la imagen se aprecia la zona de cumbre del Trigaza, vista desde la cara sur, en Pineda de la Sierra. Vemos un primer hombro a la izquierda, donde se sitúa una caseta de escucha forestal, y algunos picachos hacia el centro, para acabar en el hombro derecho, donde se encuentra el punto de máxima altitud, la cima de 2.086 m.


Iniciamos la ruta en Pineda de la Sierra. Hace un espléndido día de primavera, que nos permite apreciar nítidamente el magnífico entorno de este precioso pueblo burgalés. Este valle es, sin duda, uno de los enclaves más espectaculares del Sistema Ibérico Norte. Discurre de sureste a noroeste, siguiendo el curso alto del río Arlanzón desde su cercano nacimiento en la zona del puerto del Manquillo hasta el embalse del Arlanzón. Por el norte, cierran el valle los cordales de San Millán y Trigaza, mientras que por el sur lo delimita el Mencilla, que se cierne sobre Pineda mostrando la huella de un característico circo glaciar cerca de su cumbre.


La ascensión comienza desde el propio casco de Pineda, tomando la primera calle a mano izquierda según se llega desde Burgos, en busca de un paraje llamado Campolalobera, desde donde se continúa ascendiendo por una pendiente tendida y continuada que nos lleva hacia los pastos de la loma de Mariburgos. Mirando hacia nuestra derecha, obtenemos una clara vista del pico San Millán (2.131 m), techo de la geografía burgalesa, que dejaremos para otra ocasión.


Superado el paraje de Mariburgos, se llega junto a un nacedero llamado Fuente del Colladillo, que dejaremos a mano izquierda. Poco después el camino se fusiona con otro que sube desde otra loma por nuestra izquierda, obligándonos a girar acusadamente a la derecha para seguir hacia cumbre. A partir de ahí, la pendiente es más pronunciada.  Ahora, a nuestra izquierda, tenemos un barranco profundo y colmado de hayas, por el que discurre el Arroyo de la Peguera.


Echando la vista atrás,

Un primer hito de piedra jalona la senda, que cada vez se torna más empinada y pedregosa, ofreciendo disfrute a los que gustamos de meternos caña subiendo. Hacia atrás, el Mencilla nos vigila desde el otro lado del valle.


Hacia delante, la cima del Trigaza, un poco más cerca, pero queda subir lo más duro





Algún maltrecho pino silvestre se arrima a las cotas altas (alrededor de 1900 m)



Alcanzamos un segundo hito, llamado la "torre de piedras". Un punto de referencia conocido en esta sierra, desde el cual se se puede atacar la cumbre del Trigaza, y regresar por el mismo o distinto camino, pues desde aquí se puede tomar la senda del Barranco Malo para descender de nuevo a Pineda. Los primeros neveros primaverales salen a nuestro encuentro, para regocijo de Sil:


A medida que proseguimos el ascenso, significativamente empinado en esta parte final, las manchas de nieve se van haciendo mayores


El San Millán reaparece a nuestra derecha, cercano,


Hacia el este, las montañas se prolongan, dejando ver otras cumbre conocidas, como Cabeza Aguilez (a la izquierda), Campos Blancos (en el centro), y a la derecha el San Lorenzo, techo riojano...


A la derecha del hombro del San Millán, se vislumbran también los macizos de Urbión (cuyo pico queda tapado tras la loma en esta imagen), y la Campiña de Neila, a la derecha
La cumbre del Trigaza aparece a nuestro alcance, al fin, dejando ver unos peligrosos frontales de hielo quebradizo, que se suspenden en el vacío por la cara norte







Las vistas hacia el este son magníficas, con los gigantes que rodean el valle del Oja marcando el horizonte


San Millán (2.131 m)


San Lorenzo (2.271 m)

Y, a la derecha del San millán, en segundo término, ahora sí, la cumbre de Urbión (2.228 m)


Volvemos sobre nuestros pasos y acometemos el descenso, acusando la pendiente ahora en nuestras rodillas, hasta alcanzar de nuevo la torre de piedras. Allí nos desviamos a la izquierda, para tomar un nuevo camino, que nos conduce hasta el fondo del Barranco Malo, en el que hallamos este bravo arroyo del mismo nombre, pródigo en cascadillas y pozas, alimentadas de deshielo constante en este época del año


Y, por fin, de vuelta en Pineda de la Sierra, donde nos espera descanso y una cervecita en la plaza. Final merecido para una grata jornada de montaña por uno de los enclaves más sugerentes del Sistema Ibérico.