Esta vez la cosa va de nuestros pobres OLMOS, sacudidos por la implacable grafiosis, que tratan de sobrevivir rebrotando sin rendirse, pero continúan sucumbiendo. Hemos perdido enormes ejemplares singulares que significaban mucho para la cultura de los pueblos donde se alzaban, majestuosos. Se trata de un árbol apreciado por su madera, por su valor forrajero, y con un gran significado ritual para nuestras gentes del medio rural. En este capítulo tratamos de profundizar sobre todo ello.
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