Nombre científico: Tricholoma terreum
Nombre común: Negrilla, ratón, morrico de corzo.
Comestibilidad: buen comestible
La negrilla es una vieja conocida nuestra, pues cada año la solemos recolectar, especialmente en los pinares burgaleses. En esta ocasión, sin embargo, fueron pinares de repoblación sorianos los que nos sirvieron el manjar. Andando por entre sus líneas, nos tropezamos con una verdadera alfombra de negrillas. Fue una agradable
sorpresa, y aunque nuestro propósito de ese día no era recolectar setas,
decidimos aprovechar la ocasión para agasajar a los amigos con una estupenda
receta a base de negrillas, que os contamos al final de esta entrada.
El sombrero de esta seta es pequeño, de color gris muy oscuro, con el centro casi negro. La cutícula es separable, frágil, sedosa, con fibrillas radiales como si fuera pelo de ratón. Es poco carnoso y frágil, desgarrándose fácilmente, sobre todo por el margen.
El sombrero de esta seta es pequeño, de color gris muy oscuro, con el centro casi negro. La cutícula es separable, frágil, sedosa, con fibrillas radiales como si fuera pelo de ratón. Es poco carnoso y frágil, desgarrándose fácilmente, sobre todo por el margen.
Las láminas son espaciadas, escotadas, desiguales, con
lamelas y lamélulas. De color gris blanquecino al principio, ensuciándose hasta
volverse de un color gris apagado característico.
El pie es largo y fino, lo que dota a la seta de un aspecto alargado.
Aunque a la vista se aparece liso, en realidad es sedoso. Su color es blanquecino, ligeramente gris en la
base.
La carne es también blancuzca, delgada y frágil, con poco olor y
sabor suave y agradable. Es un excelente comestible aunque poco carnoso. Lo más aconsejable es recoger ejemplares jóvenes y en buen estado, recolectándolos con cuidado para no romperlos.
La negrilla aparece bajo las coníferas de todas las especies,
especialmente bajo pinos, con más frecuencia en terrenos calizos aunque también
aparece en zonas silíceas. Es una especie bastante común que emerge en colonias o en
corros, a veces de una forma tan abundante que aparenta auténticas alfombras.
Es una seta que, aunque puede aparecer en primavera y verano,
es más frecuente en otoño e invierno. Aguanta muy bien el frío, por lo que
puede darse con el invierno bastante avanzado, llegando incluso a encontrarse bajo la
nieve, protegida por la pinocha. Su tolerancia al frío le profiere un gran
interés tanto comercial como turístico, puesto que es posible encontrarla cuando casi no hay
otras especies que se puedan recolectar.
Para hacer esta empanada se necesitan dos láminas de hojaldre del tamaño del que se desee hacer la empanada, negrillas en abundancia (previamente lavadas y troceadas), jamón york, queso de lonchas, una cebolla grande y un huevo.
Para hacer el relleno de la empanada sofreímos una cebolla grande, picada en pequeños trozos. Posteriormente añadimos a la
sartén las negrillas. Cuando
la cebolla y las negrillas están bien hechas añadimos unos 200g de jamón york
en pequeños trozos y otros 200g de queso en lonchas bien picado.
Todo ese relleno se vierte sobre una lámina de hojaldre,
previamente estirada, y se tapa con la otra lámina de hojaldre, también arrodillada. Hay que agujerear la capa que hace de tapa, para evitar que la empanada reviente, y untar con huevo por fuera para
darle color y brillo. Esto va al horno hasta que el hojaldre se muestra dorado y listo para consumir.
Os podemos asegurar que el resultado fue simplemente delicioso, con una textura excelente, y un toque de sabor especial, aportado por las negrillas. Sin duda, una receta para repetir en el futuro.