Abrimos la sección dedicada a las frondosas con aptitud para producir madera de calidad, y lo hacemos con la especie que da nombre a nuestra empresa, el serbal.
Conocido con multitud de localismos: jerbo, sierbo, jerbal, surbial, zurbial, pomo, pomal, etc., este arbolillo autóctono nos ofrece un sinfín de bondades y, a cambio, resulta muy frugal en sus exigencias edafo-climáticas. A pesar de ello, y como ha sucedido también con muchas otras especies de uso frutal antaño ligadas íntimamente a nuestra cultura rural, se encuentra hoy día marginado en España, desterrado de nuestras huertas y entornos humanizados.
Es el jerbo un árbol singular, de talla pequeña a media, que se comporta como heliófilo y secundario en nuestros montes, ocupando por tanto situaciones de borde y claros en las masas boscosas ibéricas. Lo define su destacable adaptabilidad, siendo capaz de medrar con éxito en suelos someros, con pH elevado, presencia de yeso, pobres, e incluso en suelos pesados con alternancia de sequías y encharcamientos. En cuanto al clima, pasa otro tanto, es especie perfectamente adaptada al clima mediterráneo continentalizado, resistiendo sin daños inviernos gélidos y veranos calurosos con estiajes marcados.
Pero no quedan ahí sus ventajas en comparación con otras frondosas productoras de maderas de calidad. Además, su modo de brotación y su tendencia natural a la dominancia apical, lo convierten en un árbol relativamente fácil de gestionar en las podas, con menor necesidad de intervenciones que en el caso del nogal.
Son jóvenes y aún escasas las plantaciones de frondosas que han empleado serbal como especie principal hasta la fecha, pero los datos de crecimiento y estado sanitario que hemos recopilado hasta ahora nos invitan al optimismo. ¡Y eso teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos el jerbo se ha plantado en estaciones que presentaban limitaciones y pegas!
Desde SORBUS Servicios Medioambientales creemos que los turnos de corta en estaciones más favorables (con compensación de humedad edáfica, elevadas precipitaciones, suelos ricos y profundos...), podrían acercarse a los del cerezo, siendo en cualquier caso más cortos que los del nogal.
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